Triduo para señoras: “Es una gracia enorme para redescubrir a Dios y sentir que quiere formar parte de nuestras vidas”

El último fin de semana de agosto se realizó esta instancia en la que participaron 24 personas de las tres localidades de Buenos Aires: Núñez-Juncal, Almagro-Betania y Pilar. Fue organizado por Elena Olazábal CRC y el padre Javier Mariana LC.

Entre el 26 y 28 de agosto se realizó el triduo para señoras de las tres localidades ubicadas en Buenos Aires: Núñez – Juncal, Pilar y Almagro- Betania. Fue organizado en conjunto por Elena Olazábal y el Padre Javier Mariana LC, quienes fueron apoyados en la confesión por los sacerdotes legionarios de Cristo, P. Ricardo Sáez y Salvador Gómez.

El lema bajo el cual se desarrolló el triduo fue: “Hijo mío, todo lo mío es tuyo”, cita que es parte de la parábola del hijo pródigo. De esta manera, los ejercicios espirituales y las reflexiones tuvieron ese marco como contexto. “Todo se orientó para que vivieran un encuentro con el amor misericordioso de Dios Padre, a través de su hijo Jesús”, explica el Padre Javier. Para Carolina Olín, quien participa por tercer año, esta instancia consiste en poner en pausa la rutina y reencontrarse con Dios. “Nos dan una oportunidad lindísima para tomarnos un tiempo con Dios, que siempre nos busca, espera y quiere que tengamos nuestro corazón abierto y dispuesto para compartir estos momentos de exclusividad con Él”, afirma.

A juicio del Padre Javier, la participación de las señoras fue extraordinaria, además de haber sido una oportunidad para que se conozcan y unan las secciones de diferentes localidades. “Hubo mucho interés y un ambiente de oración y silencio que respetaron muy bien”, acota. El sábado realizaron “la noche heroica” en la que hicieron adoración al Santísimo expuesto por turnos. El retiro finalizó, el domingo, con una Misa en la que renovaron sus promesas bautismales, en la que fueron acompañadas por sus familias.  “Es una gracia enorme para redescubrir a Dios y sentir que quiere formar parte de nuestras vidas”, concluye Carolina.