Confesatón en Pilar: “Cada una de las personas vivieron de manera muy particular ese proceso de conversión plena al amor de Dios”

Esta localidad organizó una jornada de penitencia como actividad de cierre de Cuaresma y de preparación para Semana Santa. En ella participaron más de 70 personas quienes fueron atendidas por varios sacerdotes y guiadas por un proceso de conversión que constaba de cinco etapas. “Este tipo de actividad nos llena muchísimos a los miembros del Regnum Christi a seguirnos renovando, de manera muy apostólica, a cada uno en sus sacramentos”, comenta Marysabel Gutiérrez, apoderada de Oakhill Pilar y una de las organizadoras de la instancia. 

La Confesatón se realizó en el Colegio Oakhill Pilar a principios de abril y en ella participaron miembros de su comunidad escolar, del Regnum Christi y personas que se sintieron llamadas a la conversión. “No te puedes imaginar cómo nos agradecían, abrazaban a la salida y nos entregaban sus testimonios”, comenta Marysabel, miembro del RC hace 14 años, y madre de dos nenas de 3 y 4 años, alumnas del Colegio.

En la Confesatón las personas transitaron por 5 estaciones. La primera, “Entérate”, era una breve introducción al proceso de conversación a través de dos videos, uno en que se explicaba el proceso de transformación del alma y el otro, una exhortación del Papa Francisco a vivir nuestra reconciliación con Dios. La segunda etapa se llamaba “Prepárate”, en donde las personas tenían un momento de recogimiento y reflexión, en que recibían y realizaban una pauta de examen de conciencia. Luego, la tercera estación era “Confiésate”, en que recibían el sacramento por parte de uno, de los tres sacerdotes, que participaron en la jornada. El cuarto punto, “Comprométete”, se realizaba en el interior de la capilla y en él se realizaba el propósito de enmienda frente al Sagrario. Finalmente, la última etapa era “Alégrate” en que frente a la Virgen se les invitaba a hacer una reflexión de lo que había sido la experiencia. “Vivirlo y experimentarlo de manera tan real, tangible en cada una de esas almas que estuvieron ahí, fue un verdadero regalo para cada una de las organizadoras porque uno se llenó de mucha gracia y agradecimiento por todos los frutos que se estaban viviendo en ese momento”, añade Marysabel.

Las organizadoras están viendo realizar una segunda versión para fines de este año, pues tienen “muchísimas ganas de volver a hacerla” como cierre de año litúrgico, para la festividad de Cristo Rey. Lo que las anima es que “cada una de las personas vivieron de manera muy particular ese proceso de conversión plena al amor de Dios”.