Testimonio de un misionero: ¡Había que volver a encender las almas, llevarles el gran anuncio de la Buena noticia y acercarles a Cristo vivo!

Tomás Losa decidió unirse al grupo de misiones de Semana Santa. Este año participaron en Juventud Misionera y Familia Misionera 280 personas, de las localidades de Pilar y Capital, quienes llevaron el Evangelio a 11 diferentes pueblos de la provincia de Buenos Aires, Baradero y General Rodríguez.

Tomás Losa participó por primera vez en las misiones de Semana Santa. “Siempre me incliné a vivir estos días buscando a Dios en la soledad del recogimiento y la oración, pero para este año Dios tenía otros planes; ¡y con razón como siempre…!”, confiesa.

Tomás decidió cambiar de planes junto a su señora Guadalupe Yofre, coordinadora de Formación Católica de secundaria de Oakhill Pilar, para vivir Semana Santa misionando. “¡Había que volver a encender las almas, a llevarles el gran anuncio de la Buena noticia, a acercarles a Cristo vivo!”, afirma. Tomás comenta que tomó la decisión de misionar porque “había que devolver la esperanza”, “ser la sal de la tierra” y “sacar del cajón nuestra lámpara para dejar que brille la luz divina”.

Su testimonio
Hacer esto como familia (pequeña Iglesia doméstica) y en comunidad fue una experiencia de Dios muy grande. Como esposos nada hay más pleno que vivir unidos en el amor de Dios en este camino de peregrinación siendo compañeros. Misionando vivimos esto de manera patente, comunicando con alegría el mensaje de la Vida, y no podía ser distinto… el amor es siempre comunicativo y por lo tanto engendra vida: como comunidad

misionera, frutos de vida eterna; como matrimonio, la bendición de ser testigos de una nueva misionera, Catalina María que, con apenas un año recorrió las calles, visitó a las personas y con su imborrable sonrisa nos recordó a todos que el reino de los cielos pertenece a los que se hacen como niños…

Como padre no hay palabras que puedan explicar la alegría de vivir esta experiencia en familia, es un preludio del cielo… Cuánta más alegría y ternura sentirá Dios Padre por nosotros, sus hijos amados.

Conoce también el testimonio de Francisco Fechino, de cuarto año de Oakhill Capital.