Se dedicó por completo al cuidado de su madre enferma. Con el luto de su reciente fallecimiento llegó a este apostolado, de la localidad de Almagro, que brinda apoyo a personas que atraviesan el duelo por la pérdida de un ser querido.
Vive Resucitado comenzó en diciembre y no ha parado, ni siquiera durante las vacaciones de verano. Hasta la fecha llevan ya 15 reuniones en que dan contención y acompañamiento espiritual a personas que están de duelo.
Este apostolado surgió desde la propia experiencia de sus coordinadores Luis Sosa y su esposa Marcela, quienes en 2022 perdieron a su hija Macarena de manera repentina. Fue en el triduo anual de la sección de Señoras de Almagro que surgió la idea este proyecto. Marcela sintió que Dios se lo pedía. Así junto a Luis dieron forma a este apostolado bajo el nombre de Vive Resucitado, instancia en que se da acompañamiento a personas en situación de duelo.
Cada tercer viernes del mes se realiza una misa por los difuntos en la Parroquia Santa María de Betania, presidida por sacerdotes legionarios de Cristo. “Realmente se vive la experiencia de cómo Dios obra en las personas que participan y en las que acompañan”, reflexiona Marcela. Una vez finalizada la misa, el grupo de reúne y trabaja en un ambiente de escucha atenta y compasiva, en que se acompañan en el dolor bajo la iluminación del Evangelio. Buscan que las heridas cicatricen por medio de la adoración al Santísimo, el rezo del rosario, y los testimonios que comparten. “Dios hace maravillas. Hemos podido ver que personas que estaban alejadas de Él, luego de seis reuniones, vuelven a ir a misa, a rezar el rosario o hacer adoración”, destaca Marcela.
Gloria Ángela Paz ha sido parte de estos encuentros, a los que llegó luego del fallecimiento de su madre a quien de dedicó a cuidar a tiempo completo. A través de las oraciones, el material con que trabajan, los videos, la lectura del Evangelio y el acompañamiento que les ha brindado los coordinadores Luis y Marcela, Gloria ve los pasos que ha dado en este tiempo. “Se avanza con Cristo”, afirma. Destaca como parte de este proceso de recuperación el espacio brindado por la parroquia de Betania así como las reflexiones que ha recibido por parte de los padres legionarios. “Es tanto mi agradecimiento para ambos (coordinadores)…es tan presente la conexión lograda a través del mensaje redentor, que mi corazón los llevará siempre adentro. Ha sido un episodio de duelo en el interior de una vida reconstruida con esfuerzo de las manos expertas de Luis, Marcela y mi Parroquia María de Betania”, concluye.
Por su parte Marcela añade: “puedo dar testimonio que el Evangelio se hace vida en cada uno. Sus experiencias se convierten en testimonio de vida eterna y de esperanza. No lo podemos callar.