30 jóvenes formaron parte de Juventud Misionera, los que durante Semana Santa visitaron casas, negocios e incluso acompañaron a los transeúntes de las calles de Almagro, a quienes invitaron a participar en las actividades de la Parroquia Betania. “Vivirlas en Betania es aún más grande porque son las únicas misiones en las que nos quedamos en nuestro barrio para así llevar a Dios a nuestros familiares, vecinos, amigos”, explica Michael Lara.
Michael Lara: “Dios puso personas en el camino que me hicieron apreciar más la vida”
Juventud Misionera es un regalo de Dios. Vivirlas en Betania es aún más grande porque son las únicas misiones en las que nos quedamos en nuestro barrio, para así llevar a Dios a nuestros familiares, vecinos, amigos y a quienes nos cruzamos día a día.
Vivir la experiencia fue increíble y enriquecedor. Pasar tiempo en hospitales, geriátricos y plazas, compartiendo el mensaje de Dios con personas de todas las edades, me permitió sentirme más cerca de mi fe y ver el impacto positivo que puede tener en la vida de los demás. Fue una semana intensa, llena de emociones y momentos que nunca olvidaré porque Dios puso personas en el camino que me hicieron apreciar más la vida, lo que tengo y lo que soy como ser humano.
Jaquelina Rodríguez: “Es hermoso poder ver desde afuera cómo Dios va tocando el corazón de cada misionero en diferentes momentos”
Llegué a Betania hace muy poquito. Por regalo de Dios y de los chicos de Betania, recibí la invitación a participar de la organización de estas misiones. Fue mi primera experiencia desde el lado de la coordinación y me fui con el corazón repleto de emociones.
Es hermoso poder ver desde afuera cómo Dios va tocando el corazón de cada misionero en diferentes momentos.
En el transcurso de las jornadas, con el trajín de las actividades, las emociones y el cansancio, no tuve tiempo de detenerme a pensar todos los regalos que nos estaba haciendo Jesús a cada uno de nosotros. Sólo podía pensar en ¡qué lindo es poder acompañar al Señor en su Pasión, Muerte y Resurrección! Y también a María, nuestra Madre, en su dolor y tristeza. Sentía que al menos no estaba tan sola la Madre de Jesús, que estábamos nosotros ahí con ella, a los pies de la cruz. En fin, no me detuve a pensar en los frutos que todo aquello estaba dejando en nosotros.
Días después de la Semana Santa, fui a misa y me encontré con varios de los jóvenes que habían participado de las misiones. Recién ahí, pude darme cuenta de cuántos frutos nos había regalado Jesús por haberlo acompañado. Me emocioné mucho al ver cómo estos chicos empezaron a participar de varias de las actividades parroquiales. Todos con esa alegría de poder seguir acompañando y compartiendo a Jesús. ¡Gracias Señor por todos tus regalos y por los frutos de esta misión!
Pablo Coelho: “Es hermoso poder ver la paz que trae estar cerca de Dios, de la Virgen y Jesús”
Esta Semana Santa volví a participar de las misiones con los chicos de Betania, fue un fin de semana movido y de mucho esfuerzo, pero con una recompensa inmensa.
Desde charlar con ese señor en la plaza, que sólo necesitaba ser escuchado y sentir a Dios un poquito más cerca, hasta aquel muchacho cuyo padre estaba internado y que pudo, gracias a la misión ,rezar junto a la Virgen y encontrar un poquito de paz en su día tan complicado.
Es hermoso poder ver la paz que trae estar cerca de Dios, de la Virgen y Jesús; y la felicidad que trae a las personas sentirse en compañía.
También fue un fin de semana de muchas emociones para mí como persona, como hermano de la comunidad y como misionero. En la actividad “El recorrido de las siete iglesias”, en que escuchamos cantar a las Carmelitas, nos sentimos un poquito más cerca del cielo. También fue especial el momento que vivimos los misioneros después del Vía Crucis donde pudimos rezar al lado de Jesús. Es difícil poder explicar lo qué sentís, al sentarte en una banca en la parroquia, al abrir los ojos ver qué está Él. No ves una persona disfrazada, ni un actor, ni un compañero, ves a Jesús, estás junto a Él y sentís cómo tu alma se llena con su presencia.
Así que, si me preguntaran qué fue misionar en Semana Santa podría responder que fue estar con Jesús y recibir de Él su amor y su compañía, lo que hace valer el esfuerzo, las pocas horas de sueño y todo lo que representa misionar. El espíritu y el corazón, al final del día, se llena con el sacrificio y con el amor que Jesús tiene para darnos.