“Estar frente a Jesús ya nos santifica”: El testimonio de Nicolás Ocinaga sobre la Hora Eucarística 

La Hora Eucarística no solo transforma corazones, sino que también fortalece la fe y la confianza en Dios, ofreciéndonos la paz y el amor que tanto anhelamos. Eso es lo que demuestra el testimonio de un joven de 24 años que ha transformado su vida a través de la adoración eucarística.  

Nicolás Ocinaga, de 24 años, comparte su experiencia de fe y reflexión al participar de la Hora Eucarística, un espacio semanal de encuentro con Jesús en el colegio Oakhill de Pilar. 

¿Cómo llegaste a participar de las Horas Eucarísticas? 

Tenemos la suerte de que el Regnum Christi nos regala una hora de adoración a Jesús Eucaristía todos los miércoles en el colegio Oakhill de Pilar después de misa. También, cuando puedo, participo en adoraciones perpetuas en diferentes capillas de mi ciudad. 

¿Qué significa para tí tener un espacio dedicado a la oración y reflexión en la Hora Eucarística los miércoles? 

Tener ese espacio me ayuda muchísimo a ver cómo estoy encarando mis días, mi rutina y cómo vengo cuidando mi vida espiritual. Es un momento en donde siempre hago un examen de conciencia y trato de descubrir qué es lo que Dios quiere decirme. 

¿Cómo ha cambiado o fortalecido tu relación con Dios desde que empezaste a asistir a la Hora Eucarística? 

Cambió y se fortaleció muchísimo. Creo que, como toda relación, necesita de tiempo, planes y conversaciones para poder ser bien cultivada. Estar con Él me ayuda mucho a saber qué es lo que quiere para mí, cuál es su voluntad y cómo quiere cuidarme. También es un momento donde paro a agradecer a mis familiares, amigos y a la vida que se me da. 

¿Hay algún momento o experiencia durante la Hora Eucarística que haya marcado tu vida o te haya dejado una enseñanza profunda? 

Algún momento específico que haya marcado mi vida no, pero puedo decir que la adoración es de mis momentos favoritos, donde más disfruto y donde más siento su amor y su presencia. Uno siempre se lleva algo positivo o algo que reflexionar después de estar con Él. El simple hecho de estar frente a Jesús ya nos santifica, aunque no nos demos cuenta. 

Algo que siempre pienso y llevo a la oración en las Horas Eucarísticas es la necesidad de aprender a esperar. Aprender a ser paciente y confiar en su fidelidad, desprenderse de las cosas del mundo que no nos dejan vivir libres y auténticos. La enseñanza profunda sería guiarme sola y exclusivamente por su mirada, que todo lo ama y lo perdona. 

¿Qué le dirías a otros jóvenes que aún no se animan a participar, sobre lo que podrían encontrar en la Hora Eucarística? 

Les diría que no saben de lo que se están perdiendo. Es tener un encuentro con Dios, tan real como eso. Es presenciar La Verdad. Es estar con Aquel que te dio y te da la vida. No podemos ser santos si no nos encontramos en su presencia. En la Hora Eucarística encontrarán una paz sencilla y verdadera, un amor profundo que quiere sacar la mejor versión de uno mismo, para que podamos amar como el mismo Dios ama. 

¿Cómo sientes que esta Hora Eucarística influye en tu día a día o en como enfrentas tus desafíos como joven? 

En lo personal, se me hace imposible no pasar por el corazón cuando estoy con Él. Esta Hora Eucarística es siempre un recuerdo de que Dios está presente en mi vida y nunca me suelta la mano. Me recuerda que los deseos que Él puso en mi corazón son para ser cumplidos y que mi alma tiene una sed que solo puede ser saciada con su presencia.