Ordenación diaconal de Jose Torres LC en la Catedral de San Juan de Cuyo

Con alegría y solemnidad, la Catedral de la Arquidiócesis de San Juan de Cuyo, Argentina, fue el escenario de la ordenación diaconal de Jose Torres, quien recibió el sacramento del Orden en el grado de diácono. La ceremonia estuvo presidida por Mons. Gustavo Larrazábal, CMF, obispo auxiliar de San Juan de Cuyo, y contó con la participación de familiares, amigos, miembros de su comunidad parroquial y representantes de la Legión de Cristo.

Lo acompañaron su madre, hermanas y otros familiares, quienes compartieron la emoción de este momento tan especial. Además, estuvieron presentes cinco sacerdotes legionarios del territorio de Chile y Argentina, entre ellos el P. Pablo Solís LC, director territorial, en señal de unidad y comunión entre localidades.

La ordenación diaconal es un paso fundamental en la vida de servicio de quienes reciben el sacramento del Orden, marcando el inicio de una misión dedicada a la comunidad, a la proclamación del Evangelio y a la asistencia litúrgica.

Entrevista al P. Jose Torres, LC: “Cristo me invita a configurarme con Él, que vino no a ser servido sino a servir”.

Padre Jose, ¿podría contarnos un poco sobre usted y cómo nació su vocación?
Soy argentino, y antes de entrar a la Legión de Cristo estudié psicopedagogía en la universidad. Fue en ese tiempo que descubrí con más claridad el llamado de Dios. Sentí que el Señor me pedía una entrega más generosa y radical. Con ese deseo hice mi discernimiento y finalmente ingresé al noviciado en Brasil, convencido de que Él me invitaba a seguirlo en este camino.

¿Cómo ha sido su camino de formación y qué etapas recuerda con más cariño?
El noviciado en Brasil fue clave: allí cimenté mi opción por Cristo y aprendí a vivir con intensidad la vida comunitaria. Después fui enviado a Roma, donde estudié filosofía y teología. Recuerdo con gratitud mis prácticas apostólicas en Brasil, especialmente acompañando a jóvenes en formación. También marcaron mi vida espiritual mi profesión perpetua en 2024, la peregrinación a Tierra Santa y los ejercicios espirituales de mes.

En estos años, ¿en qué misiones apostólicas ha podido servir y cómo lo han marcado?
En Brasil fui asistente del instructor de novicios, lo que me permitió acompañar de cerca a jóvenes en su discernimiento y vivir una paternidad espiritual paciente y exigente. También colaboré en experiencias apostólicas en Argentina y México, sobre todo en ámbitos juveniles. Descubrí que un sacerdote legionario está llamado a estar cerca de las personas y a guiarlas con el testimonio más que con las palabras.

¿Qué significa para usted recibir ahora la ordenación diaconal?
Para mí es un don inmerecido. Cristo me invita a configurarme con Él, servidor, que vino no a ser servido sino a servir. Me preparo con gratitud y oración, deseando que cada gesto y cada palabra de mi ministerio sean reflejo de su amor.

Y mirando hacia adelante, ¿qué sueña de esta nueva etapa?
Ahora comienzo mi ministerio como capellán en la Universidad Anáhuac, campus sur, y como auxiliar en la sección de jóvenes de México Sur. Mi sueño es estar cerca de las personas, ayudarles a descubrir a Dios en sus vidas y ser testigo de esperanza en medio de ellas. Quiero vivir con disponibilidad y servicio, entregando lo mejor de mí con la convicción de que toda mi vida es para la gloria de Dios y el bien de las almas.