By Comunicaciones RC / Abril 29, 2025
Con solo 18 años, Ernestina Araoz dejó su natal Salta, Argentina, para vivir un año como colaboradora del Regnum Christi en Chile. Hoy, su testimonio refleja la riqueza de servir fuera de casa, crecer espiritualmente y descubrir que la misión del Reino se extiende más allá de las fronteras.

“Es el lugar en donde puedo compartir mi Fe con otras personas que tenemos el mismo fin”, así describe Ernestina lo que significa para ella el Regnum Christi. Antes de llegar a Chile, era responsable del ECYD y participaba en el grupo de jóvenes de Reino en Salta. Siempre había tenido en su corazón el deseo de hacer un voluntariado, y al conocer la posibilidad de venir como colaboradora, no dudó en tomar la oportunidad.
“Siempre quise hacer un voluntariado y cuando conocí que estaba esta posibilidad, pregunté para venirme de colab”, cuenta.
Uno de los principales motores que la impulsó fue el apoyo de su familia y las ganas de conocer cómo se vivía el Regnum Christi en otros lugares:
“El apoyo de mi familia y el conocer el Regnum Christi en otros lugares”, dice, fueron clave en su decisión.
Adaptarse, aprender y crecer
Llegar a un país nuevo y sumarse a un equipo ya conformado no siempre es fácil, pero Ernestina reconoce que su experiencia fue muy buena desde el inicio:

“Es un equipo que está muy abierto y me acogieron muy bien”, afirma.
Claro que hubo desafíos, especialmente en la gestión del tiempo:
“El tener que organizar muchas cosas en poco tiempo, y gracias a eso aprendí a acomodarme en el tiempo”, explica.
Uno de los aspectos que más destaca es la acogida que ha recibido:
“Al principio me costó un poco, no se abrían de una, pero la verdad que ahora que ya me conocen me saludan con mucha alegría y eso te inspira a seguir compartiendo todos los días un poco más”.
Ya conocía bastante la cultura chilena, por lo que no sintió un gran choque cultural, y aunque reconoce que el RC en Salta es más pequeño y centralizado —“terminamos haciendo todo juntos”—, le ha encantado ver cómo, a pesar de las diferencias, la misión es la misma.
“Es hermoso poder ver que se hace lo mismo que vos hacés en otros lugares”, comenta al reflexionar sobre lo que significa formar parte de un territorio que abarca distintos países.
Una transformación personal
La experiencia de colaboración ha tenido un profundo impacto en su vida, tanto en lo personal como en lo espiritual:
“Creo que te hace madurar mucho en los dos sentidos. Pero en lo espiritual te hace reflexionar mucho y querer investigar más para estar formada y poder compartir para que más gente siga a Dios”.
“El destino te lo eligen”, dice, y no duda en que volvería a tomar la decisión:
“Sí hubiera tomado la decisión de irme de colab, y sí me hubiera gustado que me toque Chile”.
Antes de llegar, no pensó mucho en el destino que le tocaría. Proveniente de una ciudad pequeña, sabía que el cambio le costaría, pero asegura:
“La verdad me encantó”. Al preguntarle qué le diría a otros jóvenes que están considerando dar un año fuera de su país, Ernestina no lo duda:
“Que lo hagan, es difícil pero lo disfrutás un montón”.
